Un miércoles 25 de junio del 2003, llegué a
Elche junto a mi amigo Ceferino Marín Martínez (Cefe de los Molinos), el
encargado de la explotación de la carpa del Recre, junto al Martinez Valero.
Nos alojamos en el hotel nh ciudad de Elche
pero antes de ir al hotel después de un largo viaje, Cefe, quiso pasar para
comprobar el estado de la carpa.
Después de recorrer todo los alrededores
pudimos comprobar que solo estaba la carpa del Mallorca, del Recre nada de
nada. Vaya sofocón y empezaba la tensión.
Fue únicamente la gestión de Cefe la que
hizo que la carpa se montara para recibir a la afición del decano, meritorio
fue su comportamiento y compromiso ante la pasividad de los auténticos
responsables. Teléfono, y entonces no existían las tarifas plana ni nada de
eso. Lo dicho, teléfono y más teléfono, así solucionó el gran problema que se
venía encima.
Llamadas a los responsables de las
estructuras, de la corriente, del agua, de los mostradores, de la bebida, del
equipo de sonido…., eso todo en la primera tarde. No podía dejarlo sólo ante lo
que se avecinaba y es el motivo por el que puedo contar esto.
Acabamos “muertos” pero sin poder pegar ojo
sin ganas de comer, solo hablábamos de cómo se podía solucionar el tema, sin
buscar responsables, buscando soluciones, moviendo cielo y tierra y haciendo
mover el trasero a alguno que disfrutaba de la piscina de algún hotel de la
zona.
Por la noche, camino del hotel, nos pasamos
la salida y acabamos tapeando en Orihuela, sin prisas y con la única intención
de llegar con sueño para reponer fuerzas para el día siguiente. Dormir costó y
mucho por el calor y la humedad que había en Elche y para colmo el sistema de
calefacción del hotel era por caldera y no la ponían en marcha hasta el 1
julio.
Jueves de búsqueda,
de dónde comprar el fiambre para los bocadillos y panadería que surtiera pan
para tantos bocadillos. En mi vida corté tanto pan y en mi vida, ni en la mili,
vi tanto fiambre. Los bocadillos que allí comieron los hicimos nosotros.
Llegó el
Viernes y se empezó a ver lo que podía ser la carpa del Recre. Ya por la noche,
entrenamiento oficial y obligado en el Martinez Valero, ya casi todo apunto, Ceferino
y quien escribe mucho más tranquilo.
Ese viernes después del entreno ocurrió otra
anécdota que no voy a contar hasta que reciba el OK de una gran persona como el
doctor Rodolfo Ortiz Domínguez, nunca la conté ni la contaré mientras Rodolfo
no baje la bandera. El tema va relacionado con el enconamiento de un vello y
con varios protagonistas donde estaban Espínola y un gran tipo llamado Xisco,
por cierto que fuerza para levantar tanto peso.
Siguiendo con el día a día. Por las mañanas
a cubrir los entrenamientos y después a echarle una mano a mi amigo Cefe, el de
los Molinos, ese era el día a día.
Llegó el sábado, el día grande, el día donde
vi a mi amigo Cefe respirar, trabajar con buen rollo, disfrutando con el
momento, entregado a la causa y casi olvidándose de la caja, lo que había
trabajado era mucho y no había dinero que compensara lo que este hombre
trabajó.
Siempre se habla de jugadores de tal de cual
de éste de aquel pero desde esta tribuna va mi recuerdo para mi amigo Cefe, el
de los molinos porque se lo curró y pasó desapercibido mientras otros presumían
y no movieron un dedo, bueno sí para nadar y levantar vasos.
Solo cuento
una anécdota que duró 4 días pero que nunca podré olvidar e imagino que Cefe,
tampoco.
Diez años han pasado, casi na. Un recuerdo, una anécdota y una sonrisa depués de un suspiro cuando lo recordamos.