Desde
que empezó la liga no podía entrar en el Nuevo Colombino a realizar mi trabajo,
aun estando acreditado por la LFP, incomprensiblemente esa era la situación que
afortunadamente, por el bien de todos, se desbloqueó el pasado domingo.
Entré, pasando más
controles que en una aduana, pero entré. No tengo de quien esconderme y voy con
la cabeza muy alta, aunque me sintiera como un extraño en mi casa.
No me dieron la cabina en la que siempre
estuve, la que tengo amueblada, en la que tengo cómodas sillas, en la que tengo
preparada con más verticalidad, en la que tengo mi plasma para ver imágenes repetidas,
en la que tengo la línea microfónica que pago mensualmente a movistar, pero
entré y pude narrar desde otra cabina, en la que tuve que pedir prestada la
línea microfónica, a pesar de tener pagada la mía, pero entré y narré desde una
cabina de radio.
Tengo la sensación o quiero pensar que fue por las prisas del momento y que una vez, que ya está todo normalizado, no tenga que pedir el favor de conectar con alguien que no sea la línea que pago, que todo volverá a ser como antes. Confío en la buena predisposición una vez iniciado el nuevo camino.
Tengo la sensación o quiero pensar que fue por las prisas del momento y que una vez, que ya está todo normalizado, no tenga que pedir el favor de conectar con alguien que no sea la línea que pago, que todo volverá a ser como antes. Confío en la buena predisposición una vez iniciado el nuevo camino.
Muestras de apoyo, guiños
de ojos al paso hacia la cabina de radio, sonrisas cómplices en controladores,
empleados y porteros, que sin hablarme me transmitian un “ok, me alegro”.
Detalles que no se olvidan, con gestos de pulgares dando el ok.
Agradecer, el comportamiento en sala de prensa de Sergi Barjuan,
respondiendo a las preguntas que le hacía, con toda la normalidad y educación, igual que los jugadores.
Volvió la cordura y
el sentido común, llegó el final del juego, llegó el final del “castigo”, llegó
lo legal, lo normal, llegó el momento que no vivía desde que empezó la
temporada, la de volver a entrar en mi casa, de ejercer parte de mi trabajo, de
estar en mi hábitat natural, una cabina de radio, que no la que siempre tuve, en la que tengo la línea microfónica, pero entré.
Llegó el momento
en el que nadie pierde, y en el camino se ha perdido mucho. Ganan los
seguidores de mis narraciones porque reciben por las ondas la calidad que
merecen, gana la familia, que demasiado ha sufrido, gana el Recre porque lo que
haga en el campo toma repercusión por la vía que me corresponde, gana el
derecho a la información, gana la libertad de expresión, gana la pluralidad de
opinión, en definitiva ganamos todos.
La Barrera,
vuestra tertulia, comenzó hace semanas y de aquí a poquito la emitiremos a
diario de lunes a jueves. Ya lo comunicaré por aquí.
Vuelve la tertulia
de niños, la que se ha convertido en una referencia en época de navidad, la que
ilusiona a centenares de niños, la que me obliga a dejar fuera a los más
rezagados por completar aforo, la que me hace seguir trabajando en época de
parón de liga, en la que habrá regalos, camisetas de muchos equipos, donde estarán
los reyes magos y donde actuaran las niñas del Gimnasia Ritmica Huelva, Juan
Aurelio “el mago” y un largo etc de regalos que iré buscando para los niños de
Huelva, donde ya puedo asegurar, que habrá algún detalle del Real Madrid, del
Betis, del Sporting de Gijón, del Almería, del Barcelona, del Tenerife, del
Hercules, del Elche….habrá muchos detalles y regalos.
Desde la cabina de
radio estamos de vuelta con toda la normalidad del mundo aunque confieso que
con más fuerza y empuje que cuando empecé en solitario hace 13 temporadas. Desde
la cabina de radio del Nuevo Colombino, a todos, gracias y un fuerte abrazo
para ellos y un beso para ellas.