jueves, 23 de septiembre de 2010

EL PROBLEMA NO ES LA LEY CONCURSAL SI NO COMO SE HA LLEGADO A ELLA

El Recreativo en concurso de acreedores: Preguntas y respuestas

Análisis de la situación de Ley Concursal, por Martinetti. Segunda Parte.
23 Septiembre, 2010 {18:09} Manu López

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El Recreativo en concurso de acreedores: Preguntas y respuestas
Continuamos donde lo dejamos ayer, aunque somos conscientes de que habrá muchas otras preguntas que alguien debería responder.
¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Cuando se constituye la SAD, a finales del siglo pasado, el club no se llega a sanear por completo. La operación realizada permitió al Recreativo poder competir en Segunda división y comenzar una nueva etapa con una deuda menor, pero en ningún caso con una deuda cero (ver en http://www.albiazules.es/noticias/7tercera-y-ultima-parte-del-analisis-a-la-realidad-economica-del-decano-13.html). No obstante, se podía afrontar el futuro con la seguridad de que haciendo una gestión prudente, la duda sobre la supervivencia del club estaba cerrada.

Hablando siempre de deuda neta –lo cual asume que las cuentas a cobrar son perfectamente cobrables-, a los aproximadamente cuatro millones de deuda existentes en el año 2000, se le sumaron otros seis millones entre dicho año y la temporada 2007/08 –la temporada que finalizó Manolo Zambrano en Primera con la salvación del equipo. Probablemente –no disponemos de los datos, fue dicha temporada la que acumuló buena parte de esa deuda nueva, dado que recordemos que se realizaron algunos fichajes de última hora y hubo que afrontar el finiquito de Víctor Muñoz. Igualmente, es posible que en algún año anterior la deuda hubiera sido de igual cuantía y temporadas como las dos de Marcelino cubrieran parte de esas deudas. En cualquier caso, pese a que diez millones de deuda podría ser una cifra asumible teniendo en cuenta el valor de la plantilla, pero ya podían haber comenzado a encenderse las luces de alarma. Y nadie las encendió.
En la temporada 2008/09 se acumulan aproximadamente siete millones más. La línea de no retorno se había cruzado, con el agravante de que se ficharon determinados jugadores –Sisi, Lamas, Javi Fuego- que iban a suponer un lastre económico notable en la liga Adelante.

No hay mucho más que comentar en este aspecto. Hemos llegado a esta situación por una pésima gestión del riesgo por parte de Michael Dumois, Francisco Mendoza y Francisco Muñoz. En un club como el Recreativo –como puede ser el caso del Numancia-, bajar a Segunda no es un riesgo menor, más bien al contrario, es lo previsible. Confeccionar una plantilla cara que además debes mantener en segunda por motivos contractuales es jugarse el futuro del club a dos balas, o bien mantenerse o bien subir al primer intento. Este análisis no dudo que se hizo, pero se obvió.

Pero, más de la mitad de la Segunda, y gran parte de la Primera están así, ¿no es más la situación de crisis que un problema del Recreativo y su Consejo?

En los tiempos que corren se ha puesto de moda comparar a la baja. Es una consecuencia del sistema político en el que vivimos, pero dejémoslo para otros debates. En los periodos de crisis, salvo ayudas estatales –de dudosa ética- sobreviven sólo los realmente preparados. No todos los equipos están en una situación delicada, aunque sí la gran mayoría, pero a diferencia del resto de equipos, el Recreativo ha funcionado gracias al dinero público, fuera éste más o menos líquido. Si se completara la ampliación de capital anunciada la aportación –obligada- de cada familia onubense a una S.A.D. ha sido de unos 600 euros. El nivel de riesgo asumible debería haber sido notablemente inferior al de otras SAD en las que los accionistas se juegan el capital que voluntariamente han decidido arriesgar.

Pero, sin esos riesgos el equipo habría bajado antes a Segunda y el dinero invertido se recupera en la imagen de la ciudad.

No entraremos en discutir si algunas decisiones deportivas fueron erróneas, pero la existencia de una relación directa entre un equipo en Primera y la riqueza de una ciudad no es ni mucho menos obvia –sí, al contrario, las ciudades ricas tienen equipos en la máxima categoría. Si vemos sólo un lado de la ecuación podemos observar que un Recreativo-Barcelona supone una inyección positiva para la ciudad, pero tiene un coste de oportunidad; ¿habrían tenido un mejor empleo los anteriormente citados 600 euros por familia? Probablemente podrían haber supuesto una menor deuda municipal o simplemente menos impuestos. Lo cierto es que no podemos justificar la asunción de riesgos tan elevados con dinero público basándonos en un análisis tan superficial sobre la rentabilidad en términos de imagen.
¿Son suficientes los activos del club para poder pagar las deudas?

No, pero precisamente el concurso de acreedores permitirá disminuir el importe de la deuda y ampliar los plazos de pagos. Aún así, los activos del Recreativo son muy limitados y de difícil venta.

¿En cuánto se pueden ver reducidas las deudas?

Es imposible de determinar sin la información suficiente, pero debe tenerse en cuenta que los activos son escasos. Huelva Información cifraba en 25 millones de euros el total de activo y 15 las deudas. Si ello fuera cierto, entre esos 25 millones se cuentan:

- Unos 4 o 5 millones de valoración de la plantilla, que salvo una eclosión espectacular de Fidel difícilmente se podrían alcanzar.

- Probablemente en torno a 7 u 8 millones por el alquiler a 40 años del estadio, activo que no tiene valor de mercado.

- Instalaciones deportivas y otros activos por aproximadamente 7 millones, que sólo serían de utilidad clara para un club de fútbol y entre los que se encuentra la ciudad deportiva cuya titularidad es aún municipal y no es enajenable, además de locales comerciales de los que probablemente alguno esté como garantía de cobro para Hacienda.

- Un apunte contable puesto en cuestión por los auditores de 2 millones y que no tiene tampoco valor real a menos que se obtengan beneficios en el futuro, pero que no tiene valor de venta.

- Deudas de algún traspaso realizado que aún se encuentre pendiente de cobro, punto que desconocemos totalmente.

En estas circunstancias, me sorprendería que la “quita” –parte de la deuda cancelada en el convenio de acreedores- no se acercara o superara el 50% del total, si bien existe un potencial problema con las deudas a Hacienda y Seguridad Social que pudieran causar problemas inesperados tanto por las reticencias a disminuir su volumen como por las garantías de ingresos futuros que algunas de dichas deudas poseen.

¿Es posible que el concurso no acabe en reducción de la deuda sino en la liquidación?

Es posible, aunque no probable. En cualquier caso, no es un escenario descartable, bien por la negativa de acreedores importantes a aceptar un convenio muy desfavorable, como por un hipotético descenso a Segunda B con su correspondiente merma de ingresos

¿Debería haber dimitido el Consejo?

Entra dentro de la ética de cada persona. Legalmente no tienen obligación alguna. Siendo así, el incentivo a permanecer es demasiado grande. No comparto con Dumois que lo fácil hubiera sido dimitir, hubiera sido lo difícil, lanzarse al mercado a buscar trabajo con el estigma de haber llevado al Recreativo a un concurso de acreedores. En su caso particular percibe un sueldo importante que para una familia supone una garantía de tranquilidad para el futuro a poco que haya sabido invertirlo sabiamente –dudo que haya corrido en su economía personal los mismos riesgos que sí ha asumido con el club que dirige- entra dentro de lo probable que su contrato sea un contrato de alta dirección con todas sus particularidades. Dimitir supondría no percibir nada de indemnización; para ello debería ser cesado, lo cual tiene una difícil explicación política y un coste económico inabordable en estos momentos.

El caso de Mendoza es aún más simple hasta donde podemos intuir, una cuestión de ego. El discurso de líder del recreativismo se le ha agotado. Es cierto que apoyó al club en momentos difíciles, pero ya no tiene nada que aportar. Debería bajar un par de filas y volver a ser un recreativista de a pie. Finalmente, en el caso de Muñoz desconocemos las causas de que no haya dimitido antes de verse arrastrado por un problema del que probablemente era poco responsable.

Por Martinetti.